Todos los Beatles-maniáticos tenemos un tema preferido. No soy la excepción. ‘Revolver’ es mi disco preferido, y tres de sus temas ‘Eleanor Rigby’, ‘Love You To’ y “Tomorrow Never Knows” son temas que no solo han impactado en la música que escucho, si no en mi cosmogonía personal.
Pero el 2017 es el año del ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’. Las premoniciones del Revolver si hicieron realidad en éste larga duración. El rock definitivamente había lanzado su mensaje al mundo. Un mensaje liberador, lisérgico, emancipador, ácido y dulce. Para muchos –entre los que me incluyo- obra maestra de los cuatro chicos de Liverpool y compañía. Un LP que introdujo a la música popular y al rock and roll en especial a la categoría de obra de arte.
El ingeniero de sonido del disco Geoff Emerick en sus memorias consideró que ‘Revolver’ y ‘Rubber Soul’ eran como dos caras de la misma moneda. Y es cierto, se percibe que un disco es continuación del otro. Pienso igual, también creo que el último tema de ‘Revolver’ ‘Tomorrow Never Knows’ funciona como introducción al ‘Sgt. Pepper’s’.
Nunca antes nada sonó igual en la historia de la música occidental como ‘Mañana nadie sabe’. “Tomorrow Never Knows”. El alucinado tema de Lennon puede ser el primero del ‘Sgt. Pepper’s’. Contiene lisérgicos solos de guitarras reproducidos al revés mezclado con una voz en extasis. Efectos de una «gaviota» con la voz de McCartney gritando/riendo, el acorde orquestal en si bemol mayor de una sinfonía de Sibelius, el sonido de mellotrón reproducido junto al sonido de una flauta, citara ascendente eléctrica, grabado con una gran saturación y aceleración. Una mezcla psicodélica con una letra surrealista. ‘Cuando tengas dudas, relájate, apaga tu mente, y déjate ir río abajo’.

El octavo disco de los Beatles fue grabado en un momento especialmente dulce de su carrera acababan de decidir todos abandonar las giras y centrarse en grabar discos; podían entrar en los estudios de Abbey Road a grabar lo que quisieran y cuando quisieran; aún vivía Brian Epstein, verdadero amigo e impulsor de su carrera, que los mantenía unidos, y se hallaban, en definitiva, inmersos en un universo pleno de éxito, fiestas, sexo, drogas alucinógenas y reconocimiento casi unánime por parte de todos los sectores que, aunque no podía terminar de otra manera que haciendo implosión en cualquier momento, todavía les brindó unos años álgidos de inspiración y de concentración disciplinada en su trabajo.
En estas circunstancias se grabó uno de los discos más geniales e influyentes que ha dado la música popular, cuya estela perdura y tiene visos de seguir perdurando indefinidamente, de generación en generación.
Se ha dicho toneladas de cosas sobre su formato vagamente conceptual, su portada, los disfraces y demás, así que todo eso lo dejo para los eruditos que los hay a millares. Simplemente dejar claro que, quizá por primera vez, los miembros del grupo se implicaron en gran medida y con enorme ilusión en todo lo que rodeaba al disco. Estamos en ese momento mágico en que los LPs dejan de ser una colección de singles recopilados por la compañía de discos y pasan a convertirse en un trabajo del propio artista, que cada vez en mayor medida toma las riendas de la producción, el arte de la portada, el orden de los temas.
Por lo tanto no voy a repetir lo mucho que se ha escrito. Además casi todo está dicho sobre ‘la banda del Club de Corazones Solitarios del Sargento Pimienta’ desde el collage del LP hasta la monstruosidad de ‘A day in the life’ con acorde final resonancias mistérica, vibración y su definitivo silencio. Se debate si funciona como una referencia a las drogas o a un político petrificado detenido en medio del tráfico.

Esa canción me abrió muchas puertas. La vida que fluye. Ascendente. Incesante. Afinó la percepción que tenia de mí y de todo lo que me rodeaba. George Harrison es una sombra majestuosa entre las estridencias de Lennon/McCartney. No me convencieron nunca sus rivalidades, al no ser las creativas. Harrison fue el punto de equilibrio. Sus temas influenciados por la mística hindú hablan de ello.
A sus cincuenta años el Sgt. Pepper’s Lonely…todavía nos emociona y sorprende.
Hay que escucharlo completo, como se lee una novela o se escucha una sinfonía. Allí están condensados todos los Beatles, Paul, George, Ringo, Lennon, todos los años sesentas, toda una generación que sonó con revolver y revolucionar a las personas y a la sociedad. Suena pretensioso, claro. Al menos lograron desdibujar los límites entre esa realidad y la ficción. Expandir la ficción dentro de la realidad para hacerla nuevamente ficción.
No es de extrañar que la última línea del disco, justo antes de ese descomunal acorde de toda la orquesta como si de un un canto gregoriano cantado por mil monjes tibetanos sea: ‘I’d love to turn you on’. Me gustaría excitarte.
No es mala idea.
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Nota:
Del ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ quedaron fuera dos temas que cualquier otro grupo se disputaría. Strawberry fields forever (del Lennon más lisérgico) y Penny Lane, del McCartney más «Willy Fog». Que se publicaron como sencillos. Imprescindibles también. Quien sea músico trate de sacar los acordes que se va a echar unas risas.