Banda sonora.

 

 

Same Old LangSyne”

En un apreciado blog -el cualvisito cada vez que deseo realimentar mis dudas omis sutiles poesías delirantes- leía hace un par de semanas sobre el pianista y cantante cubano Bola de Nieve; como un flechazo vino a mis recuerdos la voz de mi madre; extraña fanática dela trinidad que conforman Bola, Elvis y Sinatra. Aquella triada de voces fue por muchos años mi banda sonora…

Mami, la memoria es invariable pero no los tiempos. Los tiemposcambian. ¿… al menos eso dicen algunos poetas de Norteamérica?

Los tiempos cambian y no siempre a favor de los recuerdos.El piano no es el mismo y las voces ya son otras Sin embargo vieja tu voz sigue siendo inamovible, siempre la misma. Siempre. Me enseñaste que nada es eterno y ahora mi sonido es otro. No me gusta tú Bola, el cantar hablando como si se tratara de un anticipado rap de los sesentas altisonantes memorias del subdesarrollo nacional. Aborrezco las poses de mafioso lightde Sinatra en los casinos de Las Vegas. O la perfección sureña del auto coronado Rey Elvis.

Casi no escucho a Sinatra, la Voz se quedódetenida en el pasado, en unaépoca lejana, yacasi muerta. Tampoco al Rey Elvis, descreo de lassagradas monarquías y en el auto coronado Rey.Suelo escuchar ligeramente al Bola, pero hoy soy fan de Dan Fogelberg. Dan puede sonar como una proscrita combinaciónentre Bola, Frank y Elvis.

No recuerdo cuando,ni donde escuché su: “Part of the Plan”pero sí que aquellas notas simples y elegantes fueron mi momentaria respuesta amis iniciáticas dudas. Gracias aaquellos acordes descubrí que yo era parte del Plan (es posible que por aquellos días desconociera del Plan de quién, pero yo era parte de algún Plan).

Para los que albergan dudas por lo que escribo los invito a escuchar la versión en vivo de“Same Old LangSyne”en el Carnegie Hall. Un hombre, su piano, su voz y una historia de amores reales e irreales,posibles o imposibles. Un remix entre un Bola alucinado junto a un Sinatra descreído. Bolero y Folk. Ron y Coñac. Otro imposible.

 

Yo era el Plan.

Fogelberg nació emigrante, americano, de madre escocesa y padre sueco. Vivió en el Medio Oeste. Canto. Amo a Jean. Aprendió a tocar el piano de su madre. Murió de cáncer de próstata hace exactamente diez años.

Yo estoy vivo. Aprendí las siete notas y el solfeo en el piano de mi madre. A veces suelo cantarle a las hadas:

“(SomeonesBeen) TellingYouStories”.

Las madres de mis hijas se debaten entre mi amor por el Caribe o el Mediterráneo.

Igual suelo contar historias, con la voz rota y la mano firme.

Otras tocar el piano con algunas notas de menos, otras de más, que la perfección de Sinatra o Elvis son casi nada frente a la oscura presencia fantasmal de Danen Deer Isle o la del Bola caminando por la calle O, esquina 21.

Trascurridas ya casi todas las tardes de agosto junto al mar añil de Ítaca, solo soy una duda menos, una pieza insignificante del Plan, uno más entre la multitud que ama a media docena de mujeres, un nostálgico de mierda, un copo de nieve en el mar Pacifico, un obstinado superviviente de mil naufragios. Un hijo que recuerda a su madre y en ocasiones especiales intenta tocar en aquel degastado piano algunas notas que no están en ninguna partitura su ¿nuestra? propia banda sonora.

 

 

 

Un comentario en “Banda sonora.”

  1. «We drank a toast to innocence, we drank a toast to now
    Tried to reach beyond the emptiness but neither one knew how
    She said she’d married her an architect
    Kept her warm and safe and dry
    She said she’d like to say she loved the man
    But she didn’t want to lie…»

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