Y en el resto del mundo.

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Revolution Now.

El centenario de la Revolución Bolchevique resume elepilogo del siglo XX. El prólogo del XXI.

La fecha comúnmente aceptada como el inicio de los levantamientosrevolucionarios no fue día feriado en Rusia. El 7 de noviembre quizá lo será pero de seguro el baile porla caída del Zar (de cualquier Zar)será íntimo y reservado.

En la Rusia de Putin el cien aniversario de la Revolución O-17 tendrá un bajo perfil. Así lo quieren las personalidadesy las aspiraciones de los actuales mandatarios del Kremlin los cuales se desfiguranentreaquella “nostalgia”por el pasadoglorioso y la “unidad nacional”del inalcanzable futuro.

La explicación oficial asegura que Rusia sigue muy dividida por las consecuencias de aquel 1917yse busca evitar mayores confrontacionescon celebraciones desde el Estado. En un recienteartículo el diarioNew York Timecita a Mikhail Shvydkoy(representante de asuntos culturales de Putin) para el que la Revolución de Octubre tiene dos caras: “Para un grupo de personas, la revolución fue la sentencia de muerte de la Gran Rusia, fue el ‘Brexit’, cuando detuvimos nuestro desarrollo en Europa. Para muchas otras personas, el pasado soviético fue la mejor época de sus vidas”.

Por su parte las más prestigiosas editoriales académicas han publicado cientos de libros que abarcan todo el espectro político con diversas perspectivas históricas y las más variadas interpretaciones a partir de encontradas posiciones ideológicas. Hay temas que no tienen final  siempre sujetos a novedad o la reinterpretación, entre otras razones porque son abordables desde perspectivas muy distintas y porque son en sí mismos polémicos y discutidos.

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Proyecto 1917 (2017).

De los libros, revistas, foros, entrevistas, documentales,congresos, carteles, filmes, comics, novelas y un largo etcétera…que conmemoran la Revolución lo más interesante me parece el“Proyecto 1917”.

Una idea del periodista y editor de la televisora alternativa “TV Rain”Mikhail Zygar. Después de realizar una intensa investigación en los archivoshistóricosy las bibliotecas en toda Rusiacon el propósito de escribir un libro decidió lo mejor era crear una página en internet nombrada precisamente:“Proyecto 1917” (en ruso e inglés) para describir lo que ocurrió en 1917 desde la narrativa de cada uno de sus protagonistas.

“Proyecto 1917”utiliza los diarios personales de cientos de rusos de la época entre ellos los personajes más destacados de la propia revolución: la familia real Romanov, los plebeyos, artistas, políticos, siervos, intelectuales, obreros y campesinos. Individuos de todas las clases sociales. El sitio funciona con un formato similar a lared social Facebook y en él podemos leer e interactuar con las anotaciones y los pensamientos de las personalidades de una época esplendorosa en la historia de Rusia: “Lenin”, Serguéi Diáguilev, Ígor Stravinski, Serguéi Eisenstein, Vladímir Mayakovski, KazimirMalévich, Boris Pasternak, Gorki y Trotsky junto adecenas de protagonistas sin nombre; víctimas y victimarios, revolucionarios y contrarrevolucionarios, rojos y blancos. Todos tienen algo que decir.

El15 de marzo, día de suabdicación, elZarNikolai Aleksandrovich Romanovescribió en su diario:“Hay traición, cobardía y engaños por doquier”.Resultado lógico en tiempos de cambios.

El proyecto narra esos cambios perodesde susdramas personales. Los dramas del Zar Nikolai IIy Lenin, de loscampesinos de Siberiaa los obreros de San Petersburgo. Desde Trotsky hastaStalin.La Historia de Octubre desde las Personas.

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Y en el resto del mundo.

Las redes sociales pueden logar con las revoluciones y los acontecimientos lo que el poeta definió como unconstante: “arriesgar y rectificar”.

El “Proyecto 1917”posee ese riesgo de la individualidad. Un sentido íntimo de lapsicología tan escasa en tiempos de revoluciones. Nada que ver con los relatos de los púlpitos, las plataformas o los pedestales. Son las voces de los individuales dentro del coro de la historia lo que se interpreta, las narraciones personales detenidas en ese pasado cuando toda rectificación se hace imposible por (in)necesaria. La definida perspectiva desde la persona.

Ahora, gracias al internet, tenemos esa posibilidad virtual de interactuar, rectificar y arriesgarcon todos esos acontecimientos pasados. Sentir el frio atroz la madrugada del 6 de noviembre en Petrogrado, el hambre provocada por la escasez de leche y pan, conocer que aun en esas horas decisivasKérenski confiaba en las elecciones de la Asamblea Constituyente. El “Proyecto 1917” tieneentonces mucho que ver con esas manipulables instantáneas detenidas en el tiempo.

En la imagen vemos a un Vladimiren 1920 elocuente y vaporoso arengando a las tropas del Ejército Rojo.A su derecha en la foto, sobre la tarima improvisada y mirandoa la cámaracomo si escudriñara desafiante el incierto futuro que se le avecina, un joven León Trotsky.  En años posteriores su legado sería borrado de la historia oficial soviética y por supuesto su imagen de la fotografía.

Décadas después aparece el mismoLeón ya convertido en prófugo yexiliadderrotado por su encarnación humana de revoluciónjunto a su envejecida esposaa bordo del barco que los trajo desde la fría Noruega al telúricoMéxico. Recibidos por su futuraprotectora-confidente-amante la mágicaFrida Kahlolatercera esposa del obeso Diego Riveraacompañada esta vez por su amigoíntimo Max Schachtmanel jefe de los disidentes de la “IV Internacional” y del “Comité Comunista” de los Estados Unidos de América.Detrás de las sonrisas laépica sangrienta del siglo, una historia de “traición, cobardía y engaños por doquier”.

Hoy “Lenin” se encuentra momificadoen la Plaza Roja, Trotskysepultadoen la Ciudad de México bajo el signo entrecruzado de la hoz y el martillo; sus viejos camaradas  bolcheviques sonen el mejor de los casosestatuas que adornan parqueso en el peorbronces reciclados por esa misma historia que ahora se intenta“celebrar”o “lamentar”…pero…el sentido de injusticia y la desigualdad extrema que los animó están más vivos que nunca en la Rusia del Siglo XXI. Y en el resto del mundo.

 

4 opiniones en “Y en el resto del mundo.”

  1. El libro que mejor me ayudo a comprender la Gran Revolucion de Octubre fue El Doctor Shivago , de Boris Paternak. Antes , Sholojov , con Campos Roturados y El Don Apacible, me dio a conocer facetas de la Guerra Civil y la Colectivizacion en tierras cosacas , que no aparecian en los textos oficiales No por casualidad , ambos fueron Prmios Nobel , aunque en epcas distintas. Agregaria Un dia en la vida de Ivan Denisovich , de Solzhenitsyn, publicado en Cuba , quizas por error ,en los 60 , y que iniciaria el despegue de su autor tambien hacia el Nobel.
    Ellos los uno a Somos Hombres sovieticos , de , Asi se forjo el acero , Los hombres de Panfilov , La joven Guardia, y tantos otros que llenaban nuestras librerias en los 60 y 70 , no exentos de calidad litetaria , pero fieles exponentes del realismo socialista.Esos libros , me ayudaron a entender los fulgores y tineiblas del «Socialismo Real»

    1. Buena recopilación de libros y autores.

      Puedo mencionar media, media docena más entre los que conozco.

      VasiliGrosman con su monumental “Vida y Destino”, lectura imprescindible pues es para la Rusia en el siglo XX lo que fue la “Guerra y la Paz”en el XIX.

      Los textos y libros, pero sobre todo la propia vida, del matrimonio entre NadezhdaMandelshtam con sus memorias “Contra la desesperanza” y “Sin esperanza”(recordar que “nadezhda” en ruso es “eperanza”) y su esposo el poeta ÓsipMandelshtam con sus “Cuadernos de Moscú” 1930-35 o “Cuadernos de Voronezh” 1935-37.

      En la ciencia ficción los libros de los hermanos Strugatski(Arkady y Boris). Prefiero de su extensa obra su “Picnic Extraterrestre”o “Picnic en el camino”no estoy seguro 100 por 100 pero creo se publicó en Cuba en los ochentas bajo ese último título. Sobre todo por la genial adaptación al cine del directorAndréiTarkovskibajo el sugestivo título de “Stalker” (Acechante). Un relato sobre la furtiva “hípernormalización” en la vida soviética disfrazada de extraterrestres en Canadáy realizada en el lejano 1979. (Recuerdo perfectamente la profética alegoría de la última escena en blanco y negro…una niña gira la cabeza y se concentra en unos vasos que parece mover por telequinesis sobre una mesa de madera. Hasta que los vasos caen en mil pedazos. Mientras esto sucede pasa un tren a la distancia en donde se escucha un fragmento del cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven).

      Hablando de profecías alegóricas, recuerdo aAndrey Amalrik.“¿Sobrevivirá la Unión Soviética hasta 1984?”,es uno de los pocos autores y libros que predijo en el lejano 1969 el colapso y la desintegración de la URSS bajo el peso de sus elites corruptas, burocráticas e ineficientes. El libro se publicó en los países bajos en 1970. Tras su prematura muerte en España -cerca de Guadalajara en Castilla La Mancha- Amalriknos dejó sus inacabados “Cuadernosde un revolucionario”.

      Todo esto pensando solo desde la literatura, con los libros que mencionas, y estosotros puedes armar un buen librero y hacerte alguna vaga idea sobre los hombres y los tiempos de cambios en la Rusia del pasado siglo.

      Puedes completarlo quizás con la biografía de Putin escrita por MashaGessen: “Putin. El hombre sin rostro”.

  2. Bueno esos comentarios son los que hacen creer que la historia es mito, y…simplificación.

    Sobre el tema el NYT en su serie OCTUBER RED dejo algo que comparto, te lo dejo en resumen….

    So was Lenin a German agent?

    In his own mind, Lenin could and did justify his actions as tactical maneuvers serving the higher cause of Communism, not the sordid war aims of the German Imperial Government. Fair enough. But it is hard to imagine this defense holding up at trial, if the jury were composed of ordinary Russians while the war was still going on. The evidence assembled by Kerensky’s justice department, much of which has only recently been rediscovered in the Russian archives, was damning. No matter Lenin’s real intentions, it is undeniable that he received German logistical and financial support in 1917, and that his actions, from antiwar agitation in the Russian armies to his request for an unconditional cease-fire, served the interests of Russia’s wartime enemy in Berlin. They also brought about disastrous consequences for Russia herself, from territorial dismemberment in 1918 to decades of agony under the suffocating Bolshevik dictatorship.

    The Russian Revolution inaugurated a new era in foreign influence operations. Lenin himself helped to found the Communist International, which for nearly a quarter of a century was dedicated to trying to topple capitalist governments around the world. The Nazis played a similar game in Austria and Czechoslovakia in 1938, only to abandon the pretense of influence-peddling for brute force when, along with the Soviet Red Army from the east, they invaded Poland from the west in 1939. During the Cold War, the Soviet Union and the United States turned Revolutionierungspolitik into an art form, striving to undermine one another’s allies and satellite states by all manner of subterfuge and subversion.

    Today, it appears that a new round of the Cold War has emerged, though with a different ideological flavor, as the Kremlin promotes populist nationalism in Europe and the United States, even as Western leaders and democracy activists mobilize opposition against Russia and Putin-friendly regimes, such as Viktor Orban’s in Hungary — which then crack down on such activists as “foreign agents.” Revolutionierungspolitik has gone global.

    Before panic sets in, it is well to be reminded of the difference in degree, and kind, of today’s foreign influence-peddling compared with past episodes. Disinformation spread by state media, online bots and Twitter trolls is a serious nuisance, taking advantage of the openness of Western societies to undermine confidence in democratic institutions; cyberattacks and hacking are more serious still. For their part, Mr. Putin and his defenders denounce outside political interference in places like Ukraine, claiming that Russian moves there are mere reactions to Western meddling.

    Yet none of these influence operations are comparable, in scale or geopolitical impact, to Germany’s playing of the Lenin card, or indeed to what the United States and Soviet Union did during the Cold War. Unlike Russia in 1917, the great power governments of today, whether in Washington, Paris, Berlin or Moscow, are too strongly entrenched to fall prey to a Lenin. Or so we must hope.

    Sean McMeekin, a professor of history at Bard College, is the author of “The Russian Revolution: A New History.”

    This is an essay in the series Red Century, about the history and legacy of Communism 100 years after the Russian Revolution
    Del New York Time, JUNE 19, 2017.

    https://books.google.com/books?id=NmzT3q0k5XMC&pg=PA414&lpg=PA414&dq=Revolutionierungspolitik&source=bl&ots=DH6l68pLOg&sig=pFWaUOb1tUSycLH_sEHlwQfC2Uk&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwjqu7io3L3UAhXGQD4KHZsIDBkQ6AEIJDAA#v=onepage&q=Revolutionierungspolitik&f=false

    https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1917/apr/04.htm

    http://www.newyorker.com/culture/culture-desk/lenin-and-the-russian-spark

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