*
K(risto), Blade Runner, la Divina Comedia y el test de Voight-Kampff.
1
¿Quiénes somos?
Poco se puede decir sobre K (encarnado en RyanGosling), aún menos sobre Joi (la bella y virtual cubana Ana de Armas), incluso hablar sobre el papel de Rick Deckard (HarrisonFord) es irrelevante. ¿Quiénes son en realidad? Lo cierto es que en esa pregunta está la clave del filme ‘Blade Runner 2049’. Ellos tampoco lo saben y es lo que tratan de averiguar durante casi tres horas de metraje. Una pregunta esencial de toda vida y para toda obra de arte… ¿Quiénes somos?
Todas las criaturas de este desolado mundo futurista avanzan con el ansia de encontrar esa identidad, su real existencia, a partir de ahí, el director toma el poderoso trasfondo filosófico de la Blade Runner original e indaga de manera más profunda en los conceptos de existencia y humanidad, más allá de la simple premisa de las máquinas que adquieren conciencia, o asesinan a los hombres al estilo Exterminador.
De forma deslumbrante, con el buen gusto para el cine y la ciencia ficción que ya demostró en “La llegada”,David Villeneuve ha logrado expandir de forma orgánica el clásico filme de culto de Ridley Scott y compañía. El canadiense es un cineasta con una visualidad global y no ha transformado la saga como algunos (me incluyo) temían en un espectáculo contemporáneo y descerebrado de acción por acción, sino que ha continuado cada una de las aristas que convirtieron Blade Runner en una obra maestra, ha creado una continuación coherente en la que se respira esa misma atmósfera de soledad, decadencia y búsqueda distópica de la realidad.
‘Blade Runner 2049’ es uno de los mayores espectáculos audiovisuales del cine. En la larga tradición expresionista de la ¨Metrópolis” de Fritz Lang. Pero no es solo eso, es un filme de autor e ideas, que intenta encontrar la esencia del significado de ser humanos.Más que repetir la fórmula, la hace más compleja e impactante. Con una fotografía sobria, un diseño de arte espectacular, una buena banda sonora (para mi gusto menos impactante que la de Vangelis) y un uso moderado e inteligente de los efectos digitales.
Se ha creado un pequeño revuelo entre la crítica profesional cuando no pocos periodistas se han atrevido a decir que esta secuela no solo es buena sino que es incluso mejor que la original. ¿Blasfemia? No lo creo. Si lo creo. Algunos comparan el resultado con el “Stalker”de Andrei Tarkovsky. Me suena a marketing de estudio y por demás comparación exagerada.
Para mí la esencia primogénita de la original es insuperable: esa mezcla del existencialismo con el sonido Vangelis, poesía de Baudelaire y prosa postmoderna de Dick, la estética oscura y decadente (recuerdan la primera “Alien”) de Scott, la íntima naturaleza humana y el sonido de la lluvia, nos reproduce ese tenue misterio de la obra maestra.
Pero no me hagan caso. Me resulta imposible emitir juicio de valor sobre el Blade de Scott.
Conservo cierta veneración nostálgica hacia aquel largometraje que me impide ver que la realidad es mucho más simple que la mitología generada en torno al filme; por simple y esenciales cuestiones personales. Cuando vi -de casualidad- en el hoy destartalado cine Alameda elBlade Runner original ese día tomé algunas de las decisiones más trascendentes de mi vida. Y, esas imágenes oscuras; y, esas mascaras replicantes, y, esa búsqueda son junto a aquellas decisiones las que me han convertido en lo que hoy soy. Me resulta difícil ser objetivo con Runner…Habrá que esperar tres décadas para volver a comparar el Blade de ayer con el Runner de hoy.
No obstante Villeneuve me deslumbró con “La Llegada”.Como antes lo hizo con “Incendies” largometraje que triunfó entre críticos y público. Filme intimo sobre el paso del tiempo y su efecto sobre amantes y amigos, la emigración, el desarraigo y la búsqueda de una nueva vida, asuntos que igual me tocan profundo en el alma; una adaptación de la magistral tetralogía teatral ¨Le sang des promesses¨escrita por Wajdi Mouawad.
Villeneuve regresa ahora con la secuela de Blade Runner. Tenía mis dudas desde que se anunció la posibilidad del remake, descreode las franquicias. Accedí bajo los ruegos de amigos y familiares en ir al cineno sin cierta aprensión y desconfianza ante una posible decepción, es cierto, al final extrañé a Vangelis, los ojos negros y tristes de Sean Young, la sonrisa y los movimientos de Daryl Hannah,los diálogos lunáticos de Philip K. Dick, las lágrimas en la lluvia y los versos epilépticos y etílicos de Baudelaire…He visto cosas que no creeríais. Naves de ataque arder más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
No sé si por todo ello podría decir que su predecesora es mejor, pero el solo hecho de que se haya generado este debate entre público y crítica dice mucho de la calidad de una obra que logra desvincularse con éxito de la miríada de remakes oportunistas y secuelas rancias (me viene a la memoria la raída y furiosa porquería del Chevrolet´59 corriendo por el Malecón habanero; siempre por supuesto al servicio y satisfacción retro de los gringos y los nacionales trasnochados de siempre).
Blade Runner 2049 escapa de todo ese aburrimiento y la banalidad del arte contemporáneo, y por supuesto de la media de la industria del entretenimiento. A veces peca de solemne y grandilocuente, de moralizadora en medio del desastre, de desmedida gravedad filosófica, de innecesaria extensióno escenas bastante forzadas e innecesarias.
2
¿Quién vive para siempre?
Blade Runner 2049 pretende más de lo que devuelve; cuando lo que se intenta devolver es solo decadencia y una interrogante. ¿Quiénes somos?No es de extrañar que cuando se estrenó Blade…2049en Europa una tabla con el rostro de Cristo pintado por un italiano hace quinientos años se vendiera en casi quinientos millones de dólares estadounidenses a un jeque árabe. Ese es el íntimo legado yla premonición estructuralmente postmoderna del Blade Runner original. El rostro de Cristo creado en el Renacimiento por el mayor de los genios ahora reposa junto a un Corán y la más reciente fatwa contra la libertad de expresión. Un mundo deidentidades (re)construidas listo para aplicarles el test Voight-Kampff: «¿nunca has retirado a un humano por error?»le dice en uno de los diálogos más memorables la ¿replicante? Rachel (Sean Young) a Deckard (Harrison Ford) al aplicarle el test VK.
El escenario de Blade Runner es de decadencia urbana: edificios abandonados que fueron majestuosos en el pasado [interpretados por los teóricos postmodernos como símbolos de la modernidad caída], calles abarrotadas y cosmopolitas, interminables mercados callejeros, basura sin recoger y una llovizna gris constante. […] Sin duda, el progreso está en ruinas. […] Columnas griegas y romanas, dragones chinos y pirámides egipcias se mezclan con gigantescos anuncios de neón de Coca-Cola y Pan Am. […] La imagen dominante es de decadencia, desintegración y caótica mezcla de estilos. ¿Qué hace postmoderno a Blade Runner? […] Para empezar, se cuestiona la «realidad» misma. Los replicantes quieren ser personas reales, pero la prueba de la realidad es una imagen fotográfica, una identidad construida. Ésta es una forma de ver la postmodernidad: un debate sobre la realidad. El mundo de sólidos datos científicos y una historia con finalidad que nos legó la Ilustración europea, ¿es meramente un anhelo? (D, Lyon Postmodernidad, p. 12-13).
La grandeza de una película y del arte no se mide por la recaudación en la taquilla, por sus premios o por su duración, incluso ni por el prestigio de sus directores y/o actores sino por sus hallazgos artísticos. Su trascendencia en el Tiempo, su impacto en la vida de las gentes, por cuestionar la realidad. ¿Quiénes somos? La tabla de Leonardo es inmaterial e inmortal aunque no se exponga en el desierto de la Meca, ya que Cristo es Da Vinci un hombre hecho dios. Da Vinci es Jesús un dios hecho carne a semejanza de Leonardo. Un verbo hecho colores y pinceles. El arte solo debe medirse con ese lenguaje. ¿Quiénes son ustedes?
Yo no pierdo la esperanza que alguien ¿un cubano? algún día pueda escribir un “reboot” de la Divina Comedia y publícalo “gratis” en el paquete semanal.
Estoy 101 porciento de acuerdo con este artículo.
Blade Runner es de mis filmes favoritos, nostálgicos, profundos. Lo vuelvo a ver de vez en cuando y siempre me cautivan esas imágenes, ese ambiente (con mayor mérito por no tener efectos digitales).
Esta segunda parte es una obra digna, aún así extraño al omnipresente Vangelis de antes. Tengo entre mis álbumes favoritos la trilogía que sacó Vangelis por el 25 aniversario del filme original. Una verdadera joya musical.
Saludos desde Zoolook.cubava.cu