“Mother´s Milk”

En un mundo en el que ya parece estar todo inventado, es bueno darse una vuelta de vez en cuando por el universo Peppers, por sus discos de los 80, cuando todavía quedaba cierta inocencia en el negocio de la música, y dejarse sorprender una vez más por la personalidad y el estilo único que acuñó esta banda, tomando elementos de todas las corrientes imaginables hasta transformarlas en un sello de identidad, tanto sonoro como estético y de actitud vital, que creó escuela y se extendió a todos los movimientos alternativos en la siguiente década.

“Mother´s Milk” es un álbum muy especial en la trayectoria de Red Hot Chili Peppers. Desde que se dieron a conocer, habían ido subiendo escalones y perfilando sus rasgos Lp tras Lp, con su funk rock gamberro sazonado de matices hardcore, rap, punk, soul, y una levísima capa de pintura metálica, jazzística y bluesy.

Los artífices de esta historia, Flea y Anthony Kiedis, contaban con dos compañeros de viaje ideales, Jack Irons y el guitarrista de origen checo Hillel Slovak, pero como intensos que eran, vivían al máximo ambos extremos del mundo del espectáculo: la grandeza de emplear tu tiempo en crear e interpretar tu música ante los demás, y su reverso: Tras la grabación del tercer disco, “The Uplift Mofo Party Plan”, Slovak fallecía por una sobredosis de heroína. Sus tres compañeros eran consumidores también, pero habían sabido controlarlo en cierta manera. La adicción del guitarrista venía lastrando al grupo, y le dieron de lado, en una decisión similar a la que habían tomado veinte años antes Pink Floyd respecto a Syd Barrett, con consecuencias igualmente fatales. La historia se repetía, todo parece ser cíclico en el mundo del Rock, como en la vida.

La muerte de Slovak generó un fuerte sentimiento de culpa en Kiedis y en Flea, y Jack Irons cayó en una depresión que le llevó a abandonar el grupo. Kiedis dejó temporalmente las drogas, llevándose consigo una serie de experiencias que le harían escribir pocos años después su canción más popular: la celebérrima “Under the Bridge”.  Bien. Sin Slovak ni Irons, el cantante y el bajista decidieron continuar, y reclutaron a dos músicos, Chad Smith y John Frusciante, que pasarían a formar parte de la historia del grupo, configurando su formación más conocida, relevante y exitosa a nivel artístico y comercial.

Frusciante tenía solo 18 años, como 10 menos que sus tres compañeros, pero poseía una asombrosa capacidad innata de asimilación, y dominaba todos los palos que la música de la banda solía abarcar, acercándose incluso al Hard y al Heavy Metal.

Chad Smith por su parte era un batería todo terreno, y tanto él como el joven guitarrista interiorizaron desde el principio la filosofía Pepper de los dos líderes, que se encontraban deseosos de mostrar al mundo que los sinsabores recientes les habían endurecido y preparado para afrontar la siguiente jugada con todas las garantías.

Con estas premisas, grabaron “Mother´s Milk”, su disco más elaborado hasta ese momento, antesala del que sería su pasaporte definitivo a la cima, el excepcional “Blood Sugar Sex Magik”.

“Mother´s…” es más modesto, pero muestra a RHCP en su mejor momento, repartiendo gota a gota el elixir de su infinita imaginación y talento, a lo largo y ancho de 13 canciones tan sorprendentes como inimitables.

La primera, “Good Time Boys”, es un canto al optimismo, en el que expresan su alegría por hallarse de vuelta, mencionan a bandas amigas como Fishbone y Thelonious Monster, de similar espíritu libre, e intercalan fragmentos de temas de ambas, entre una doble construcción sustentada por el incansable bajo funky de Flea, y un fuerte riff de guitarra.

“Higher Ground”, su versión de Stevie Wonder, es una de las piezas más conocidas. El cuarteto ruge imparable, y nos levanta del asiento en la parte final, con ese riff desbocado que se frena en seco cortando el aliento.

Los momentos de ortodoxia funky y clásico sonido Peppers aparecen en “Subway to Venus”, donde Flea se acompaña con su trompeta de dos colegas que tocan el trombón y el saxo tenor, dotando al tema de ese ambiente negroide, de las bandas de Psycho Funk como los Parliament/Funkadelic de su mentor George Clinton.

“Magic Johnson”, dedicado a la estrella de Los Angeles Lakers, es un divertimento espectacular: Sobre unas frenéticas voces al estilo de los cantos de los seguidores de los equipos de fútbol o basket, la base rítmica imita constantemente el botar de la pelota sobre la cancha antes de lanzar a canasta. Una gamberrada como sólo podían hacer estos cuatro monstruos, que fieles a su surrealista, montypythoniano sentido del humor, posaron en la contraportada del disco con bombines y calzoncillos, algo muy habitual en ellos, marcando músculos en la sabana africana ante un elefante.

La desnudez, que les causó un montón de encontronazos con las autoridades encargadas de velar por la moral ciudadana y de evitar actos impúdicos, era una característica fundamental que demostraba lo básico, lo vitalista y primario de su actitud y sus canciones.

“Nobody Weird Like Me” es un trallazo fulminante, con unas estrofas histéricas que se parten constantemente para que Kiedis se enorgullezca, en el estribillo, de su condición de tío raro que se sale de la media. Junto a “Stone Cold Bush”, algo más discreta, conforman las dos canciones más duras del Cd.

Entre las dos tenemos “Knock me Down”, una maravilla, la mejor composición que habían escrito hasta ese momento, con una melodía vocal irresistible, un cambio de ritmo delicioso en la mitad, y un final, con la intervención de la voz femenina, que es un auténtico orgasmo, y “Taste the Pain”, a medio tiempo, con excelentes dibujos de los instrumentos de viento, y una lírica introspectiva que nos coloca de frente al Kiedis más humano y vulnerable.

Completan el disco una versión del “Fire” de Hendrix que habían registrado con Slovak y Irons aún en la banda, dos temas típicamente Peppers como la seductora “Sexy Mexican Maid” y la extensa “Johnny Kick a Hole in the Sky”, con otro gran trabajo del bajo, y un adictivo estribillo, la coña de “Punk Rock Classic”, y el ensayo instrumental “Pretty Little Ditty”.

La primera es, como su nombre indica, un puntapié de menos de dos minutos, donde la banda rinde homenaje sonoro a los grupos punk y hardcore americanos de la época, y contiene una broma final, el cierre en que Frusciante se lanza a tocar el riff de “Sweet Child O´Mine”, que metieron para tocar los c… a Axl Rose, quien no perdió la ocasión de agarrarlos del cuello para pedir explicaciones. Por suerte, Kiedis y Flea no eran Vince Neil, y se limitaron a desc…. del iracundo vocalista.

Y “Pretty Little Ditty” es un esbozo de algunas melodías que desarrollaran en el “BDSM” un par de años después, un extraordinario divertimento que permite a Flea y a su nuevo guitarrista lucirse desprendiendo magia por los cuatro costados con sus instrumentos. En el enlace del track list tenéis la versión en estudio, fundamental sobre todo por esa entrada de la trompeta del bajista, pero aquí os dejo una toma en vivo en el PinkPop Festival de 1990, asombrosa muestra del poder y el magnetismo que son capaces de desprender, captando la atención de de miles de personas en un recinto abierto desde el fondo del escenario, sentados sobre la tarima de la batería, con el bajo y la guitarra creando ese mundo de sonidos que ayudaron a nacer a todo el Rock Alternativo:

http://youtu.be/Cn88p4vAwHk

En el libreto del CD incluyeron una pintura de Hillel Slovak, a quien por supuesto estaba dedicado el disco, y para la portada posaron en ese montaje sobre los brazos de la modelo, Kiedis tapando un pecho, y una rosa cubriendo el otro, que estábamos en 1989, y Tipper Gore ahuecaba el hocico cada vez que un grupo de Rock editaba nuevo álbum.

“Mother´s Milk”, junto a “Blood Sugar…”, la obra maestra de Red Hot Chili Peppers, con un nivel y una inventiva a la que no se han vuelto a acercar ni en sus mejores sueños.

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