Amor en tiempos de rock.

Aspecto delicado piel de leche rodeada de pintas canela.

Pelo Rojo. Ojos verdes.Hippie. Loca. Amante. Exótica.

Poeta de serpientes y coyotes.

Bella. Hermosa. Voluble.  Drogada. Libre y muerta.

Inspiro algunas de las mejores canciones de rock.

Vive en Love Street, la Reina de la carretera, en  “Orange County Suite”,  la chica canela de Cinnamon Girl.  En el soleado Condado de Orange, testigo del mar y el futuro.

Pamela tenía varios amantes a los 18.  Los dos más importantes Tom Baker y Jean de Breteuil, aristócrata francés que se ganaba la vida como venddor de drogas.

Alli conoció a Jim Morrison en el London Fog, un local de segunda donde actuaban The Doors antes de alcanzar el éxito. Fue un flechazo. Él tenía 22 años y unas cuantas amantes que merodeaban a su alrededor. Pero Pamela cambió su vida.

Ambos se reconocían como salvajes, independientes, inestables emocionalmente, incapaces de comprometerse con nada o con nadie. Sus caracteres resultaban tan similares que chocaban exquisitamente. Jim la definió como su alma gemela, “su pareja cósmica”. Desde que se conocieron, iniciaron una tormentosa relación interrumpida constantemente por violentas discusiones, peleas físicas e infidelidades por parte de ambos, que a veces duraban meses. Sin embargo, después de cada aventura, siempre se buscaban el uno al otro.

Pam a menudo se frustraba por no poder doblegar la rebeldía de Jim.

En realidad, él comía de su mano, deslumbrado por la espontaneidad e inocencia salvaje de la joven a la que conoció siendo casi una niña. Le compró una boutique que ella bautizó “Themis” por la diosa griega de las leyes, y la llenó de ropajes exóticos e hiperbólicos que a menudo importaba de Marruecos. La tienda fue más un gasto que una inversión, pero a Jim jamás le preocupó el dinero, y sí tener contenta a Pam. Se inspiraba en ella para escribir sus poemas y canciones; compuso “Twentieth Century Fox” –“La moderna del siglo XX”-, en la que la definía del siguiente modo: «Desde que su mente abandonó la escuela,nunca ha dudado.No perderá el tiempoen charlas elementales..Porque es la moderna del siglo XX:tiene al mundo metidoen una caja de plástico».

La adicción de Pam por la heroína no hacía sino aumentar, mientras Jim se sentía un impotente testigo, ahogado en su alcoholismo.

Después de grabar su último álbum en 1971, L. A. Woman Jim dejó la banda y se fue a vivir con Pamela a París, dedicado totalmente a su faceta poética. Allí pasaron unos meses de relativa calma, hasta que el 3 de julio de ese año, Morrison falleció en extrañas condiciones; oficialmente, por una sobredosis. Pamela, un médico amigo suyo y su antiguo amante, Jean de Breteuil –al que seguía viendo, y que fue quien le proporcionó la droga a Jim que supuestamente acabó con su vida- fueron los únicos que vieron el cadáver conociendo su identidad, antes de que este fuera enterrado en el cementerio parisino de Pere Lachaise.

Jim, en su testamento, dejó a Pam como heredera única, por lo que hubo quien sospechó que ella tuvo algo que ver con su muerte. Sin embargo, los tres años que le sobrevivió, Pamela cayó en una espiral de vicio, decadencia y locura. Se definía como la esposa de Jim Morrison y llegaba incluso a decir que esperaba una llamada de su marido. Su drogadicción la condujo a una sobredosis mortal en 1974. Fue enterrada a los 27 en el cementerio del Condado de Orange con el nombre de Pamela Morrison.

En vida de Jim, Pam fue quien le animó a publicar sus dos libros de poemas y, después de muerto, organizó sus cuadernos y anotaciones para que fueran editados de forma póstuma. En los libros que publicó a finales de los sesenta, en la dedicatoria de Jim podemos leer: “A Pamela Susan”. Y es que él, a pesar de lo tormentoso de la relación, la amó profunda y desgarradoramente hasta el     final.

En su famosa canción “L. A. Woman”, dedicada a ella, escribió lo siguiente, pensando en el color de fuego de su pelo: Veo que tu cabello arde,las colinas se incendian.Si te dicen que nunca te amé,sabrás que mienten.

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