“Sin amor” (Нелюбовь)) puede concluir como un canto de amor.
El filme del realizador por Andrey Zvyagintsev te muestra sin dobleces que le sucede a un individuo, a una familia, a una sociedad cuando prescinde del amor como proyecto de existencia y la sustituye por la ausencia de sentimientos o por valores superficiales motivos de angustia y desasosiego.
La trama es desoladora (como la puesta en escena de una Rusia de periferia, gris, postsocialista y precapitalista) la desaparición de un adolescente que vive en una familia disfuncional. Sus padres Boris (Aleksey Rozin) y Zhenya (Maryana Spivak) han perdido no solo su condición paternal, ya no saben quienes son…
El realizador hace un lento y desesperante recorrido por la fractura de unos individuos que se mueven como fantasmas, que se desenvuelven como seres alados arrojados a una realidad que les impone el peor de los crímenes: vivir sin amor. Tres generaciones que se miran y no se reconocen.
Al final la desaparición del adolescente funciona como una metáfora. Esa cinta de colores pasteles desteñidos que cuelga del árbol seco por el invierno…
Un filme devastador. Una gran película.