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Quiero retomar el tema que ya esbocé oportunamente sobre el actual proyecto constituyente cubano en una entrada de este blog. Ahora con el mensaje pastoral de la jerarquía católica titulado “Mensaje pastoral de los obispos católicos de Cuba con ocasión del proceso de consulta del proyecto de constitución de la República de Cuba”. Quisiera hacerlo en dos entradas, aquí les dejo la primera.
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Finalmente, la Iglesia Católica cubana se pronuncia sobre el proceso de consulta para refrendar una nueva Carta Magna para una Cuba en transición. Los obispos expresan en un párrafo. “Resaltamos que la persona humana es, por su intrínseca libertad y dignidad, el sujeto y centro de todos los derechos y deberes que garantiza una Constitución, que siempre debe estar en beneficio de la persona para así sustentar la convivencia de todos”. Hay poco que objetar. Plenamente de acuerdo. El tema como siempre es ideológico, filosófico (ético y/o moral), económico…humano demasiado humano.
Ya algunos Obispos se han “pronunciado” de forma personal no sin cierta dosis de polémica, como las cartas publicadas por el de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, con su “imperialismo cultural” y “lobby gay”; o el de Camagüey, Wilfredo Pino Estévez, quien desató una “pequeña guerrita digital” con sus heréticas ambigüedades sobre el matrimonio igualitario que provocó entre la extrema derecha de la iglesia local una carta repleta de estupideces e insultos celestiales y terrenales con lindezas de este tipo. “Nosotros escandalizados, nos oponemos abiertamente, a este obispo que más que fieles engendrará con sus tesis y declaraciones: huérfanos’, los huérfanos provocados por una cultura nihilista que socava las raíces del alma y nos hace perder el horizonte de la verdad y de la eternidad”.
Ahora se han pronunciado como “corpus” con: “Mensaje pastoral de los obispos católicos de Cuba con ocasión del proceso de consulta del proyecto de constitución de la República de Cuba”. Un mensaje más reconciliador, menos canónico e inquisitorio que acepta como un bien el debate social sobre el proceso constituyente.
Tendría que revisar -no apelar a la engañosa memoria- pero el mensaje pastoral “constitucional” me resulta uno de los primeros que leo de los obispos cubanos que citan profusamente a José Martí al igual que los Evangelios, la Declaración Universal de los Derechos Humanos que la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
Libres, dignos, iguales en derechos y deberes, muy bien.
Explica Martí, citado en el documento de los Obispos. “Una Constitución es una ley viva y práctica que no puede construirse con elementos ideológicos”. Utopía martiana. El Articulo No.1, del Proyecto cita igual al Apóstol: Cuba es un Estado socialista de derecho, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad y la ética de sus ciudadanos, que tiene como objetivos esenciales el disfrute de la libertad política, la equidad, la justicia e igualdad social, la solidaridad, el humanismo, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva.
Las dos citas del Apóstol expresan igual un ideal político, social, económico y filosófico característico del humanismo y liberalismo. Una Carta Magna sin contenido ideológico (filosófico, social, económico, político) es letra impresa muerta, metafísica política o teología estéril. La propia historia de Cuba de los últimos 500 siempre ha sido una historia entre ideologías, la historia de colonialismo y neocolonialismo (algunas impuestas con el beneplácito de la propia Iglesia Católica). Despojar la actual Carta Magna de esos contenidos es sustraerla de las particularidades propias de nuestra sociedad, nuestra cultura y la nacionalidad que se regula y ordena mediante una ley de leyes en un Estado. Toda Carta Magna reproduce, de una forma u otra, ideologías, ya sean políticas, económicas o sociales.
La cita martiana utilizada por los Obispos como crítica al contenido ideológico de la Carta Magna me resulta demasiado simplista y superficial como toda cita fuera de contexto, interesante se utilice entonces para defender la creación de un Tribunal de Garantías Constitucionales o la defensa de un Estado de Derecho y/o los Derechos Humanos.
El sentido último de las constituciones es el derecho de la persona humana a vivir de acuerdo a los principios, valores, derechos y deberes que le proporcione una existencia plena, vital y feliz. (Tema de mi segunda entrada: filosofía del derecho).
Que las mayorías respeten el derecho de las minorías, es el verdadero logro del Derecho y del Derecho Constitucional. Como bien reconocen los Obispos cuando escriben: “También es legítimo afirmar que la Constitución no se puede subordinar a leyes, decretos, resoluciones, partidos políticos, ideologías, disposiciones o sentencias judiciales, ya que una Carta Magna prevalece por encima de todos ellos. Esas son las verdaderas críticas al contenido “ideológico” de la Carta Magna que se muestran en su Preámbulo y sus articulados. Y en la que de acuerdo a la anterior oración de los Obispos objetan -o cuando menos dudan- y lo reconocen cuando escriben: “Resaltamos que la persona humana es, por su intrínseca libertad y dignidad, el sujeto y centro de todos los derechos y deberes que garantiza una Constitución, que siempre debe estar en beneficio de la persona para así sustentar la convivencia de todos”.
Los Obispos están en desacuerdo con el contenido del proyecto en cuanto a: la diversidad de opinión política (cf. art 40), el derecho a la vida (cf. art. 43) “el respeto desde la concepción del individuo hasta la muerte natural y la exclusión de la pena de muerte”, ampliar el derecho a la objeción de conciencia (art 59) y al el art. 40 sobre los sujetos de derecho (“género, orientación sexual e identidad de género” provienen explican: “de una evidente influencia de la llamada “ideología de género”, las cuales son innecesarias, porque bastaría con la categoría “sexo” para que queden comprendidos todos los miembros de la sociedad, tal como se reconoce en el art. 45: “la mujer y el hombre gozan de iguales derechos y responsabilidades…)”.
Los Obispos tienen todo el derecho de hablar sobre sexo sus creencias igual provienen de una milenaria “ideología católica de género”. Que se expresa en “El sexo viene dado por la naturaleza y no es una construcción cultural adquirida”. Hombre. Mujer. El sexo, la sexualidad, el amor, la familia, el matrimonio estimo no “viene dado por la naturaleza” son procesos mucho más complejos que involucran a la persona humana individual con su libertad y dignidad inalienable. En su propio mensaje parecen contradecir esa libertad humana cuando reconocen a “la persona humana es, por su intrínseca libertad y dignidad, el sujeto y centro de todos los derechos y deberes que garantiza una Constitución”, no se puede entonces coartar esa digna libertad cuando la persona humana (sin importar su género) practica una sexualidad consensuada que no se rige por la ideológica-teología del judaísmo, el catolicismo o la islamismo, en beneficio de su propia felicidad humana sin violentar la convivencia de los otros. Error confundir sexo con sexualidad. Más allá del sexo cromosómico, génico o haplodiploidía la sexualidad humana (al igual que la familia, el matrimonio, o la misma ideología y/o teología) si son “construcciones culturales adquiridas”. La Iglesia Católica ni lo acepta, ni lo reconoce, para su prejuicio.
En la próxima entrada deseo referirme a esa relación del Derecho con las “leyes vivas y prácticas” y la dignidad plena del Hombre.