No + o igual de eterna.

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Alejandro VI, electo en 1492, fue padre de 10 hijos con distintas amantes, no se le reconoce sacramento marital, incluso tuvo relaciones sexuales con una de sus hijas. Julio II, conocido en su época como el Terrible contrajo una enfermedad de trasmisión sexual durante su pontificado. Más acá en el tiempo Pío IX en el siglo XIX se inventó y canonizó la doctrina de la infalibilidad papal mientras agregaba al “Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum” lo mejor del pensamiento occidental so pena de excomunión para con sus súbditos en el bautizo. Prohibió a Madame Bovary de Flaubert por pornográfica, el libro de John Stuart Mill sobre la economía del libre mercado, a Zola o Balzac, en su totalidad. Víctor Hugo, del que “Los miserables” no fueron retirados hasta 1959. Entre los pensadores se encuentran Michel de Montaigne (los Ensayos), Descartes (varias obras, incluidas las Meditaciones metafísicas), Pascal (Pensées), Montesquieu (Lettres persannes), Spinoza (Tratado teológico-político), todo David Hume, Kant (Crítica de la razón pura), Beccaria (De los delitos y las penas), Berkeley, Condorcet (Esquisse d’un tableau historique des progrès de l’esprit humain), o todo Bentham.

No hay que mencionar las obras de Marx, de Nietzsche, de Freud, de Lenin, de Luxemburgo, no hace falta tan siquiera decir que ni merecían aparecer en el Índex, prohibidas todas de facto. No obstante, ya en pleno siglo XX llegaron a “tiempo” para ser incluidos en la nefasta lista antes de su abolición, “Maurice Maeterlinck, prohibidas íntegras, lo mismo con: Anatole France, André Gide (1952) o Jean Paul Sartre (1959). Otra inclusión significativa es la del sexólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde, autor del manual de sexo “El matrimonio perfecto”, en el que se animaba a los matrimonios a disfrutar del sexo.

El “Índex” se extendió desde 1559 hasta 1966. Una de las “primaras medidas” tomadas por el “negocio de Dios” junto a los poderes terrenales y los reinos teocráticos en contra de las propuestas de la Reforma, la imprenta de Gutenberg y la modernización y secularización del Renacimiento. Así hasta nuestros días.

En la propia Notificación de la Santa Sede, publicada el 14 de junio de 1966 por el Pro-Prefecto Cardenal Alfredo Ottavani desde la “Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe”, refiere sobre la “Abolición del Índice de Libros Prohibidos” se dictaminaba textualmente (las negritas son mías):

Declara que el índice conserva su vigor moral, en cuanto que orienta la conciencia de los fieles, para que, por exigencias del mismo derecho natural, tengan precaución ante los escritos que puedan poner en peligro la fe y las buenas costumbres; sin embargo, deja de tener la fuerza de ley eclesiástica con las censuras anejas.

Por lo cual, la Iglesia confía en la madura conciencia de los fieles, especialmente de los autores y editores católicos y de quienes se dedican a la instrucción de la juventud. Pone una firme esperanza en la vigilante solicitud de los Ordinarios y de las Conferencias Episcopales, que tienen como oficio y derecho inspeccionar, prevenir y, si llegara el caso, condenar y reprobar los libros que hacen daño.

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de acuerdo con el pensamiento de la carta apostólica Integrae servandae y de los decretos del Concilio Ecuménico Vaticano II, se pondrá en contacto, en caso necesario, con los Ordinarios de todo el mundo católico para facilitarles ayuda en el juicio de las obras publicadas, en la promoción de una sana cultura, uniendo sus fuerzas con los institutos de estudios y universidades.

En el caso de que se publicaran doctrinas y opiniones contrarias a la fe y a las costumbres, y sus autores, una vez invitados con delicadeza a corregir sus errores, se negaran a hacerlo, la Santa Sede hará uso de su derecho y obligación de condenar públicamente estos escritos, con el fin de ayudar al bien de las almas. Finalmente se proveerá debidamente para que el juicio de la Iglesia sobre las obras publicadas llegue al conocimiento de los fieles.

“Libros que hacen daño” (“Los Miserables” hace daño.) No es de extrañar entonces que una secta adscrita y creada bajo la extrema derecha católica y falangista mantenga entre sus herramientas con “fuerza de ley eclesiástica con las censuras anejas” el hoy empolvado “Índex” (ver aquí). Pues asumen el derecho “inspeccionar, prevenir y, si llegara el caso, condenar y reprobar los libros que hacen daño”.

Interesante tema para (sobre)escribir ¿cómo un texto prohibido (prohibitivo) permanece vigente en pleno siglo XXI? Así en una sociedad tan reducida como lo es el Opus Deis; el hecho per se contrasta con estos tiempos de globalización digital donde el acceso casi absoluto a toda clase de información está al alcance de dos golpes digitales. Un anacronismo en el siglo de las redes sociales, ¿cómo es posible que el poder de una secta mantenga bajo sujeción a sus miembros, aún sin la Inquisición y sin la Hoguera? Un tema digno de consideración para el personal especializado en la salud mental, pues esta paranoia y neurosis siempre suele concluir en la sexualidad humana.

Por ello no me sorprende que uno de los últimos libros censurados por el catolicismo sean los textos que contienen el pensamiento del sexólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde sobre el matrimonio perfecto (aquel que disfruta en pleno de la sexualidad). No hay otra institución occidental más freudianamente atormentada que la corte de papas, sus excelencias, la curia y sus feligreses por la sexualidad que la Iglesia de Roma. Un tema de estudio de la psiquiatría.

Todos estos santos padres tienen algo en común, son hombres muy viciados que proponen ideas mediocres e ineficientes, sino que en la raíz de sus fracasos personales se encuentra la incapacidad que desde hace siglos ha tenido el catolicismo romano para abordar el tema del sexo y la libertad (humana). Ese es el gran problema detrás de la crisis por los escándalos de pedofilia, encubrimiento y corrupción, cuya ruptura podría hundir a la Iglesia en una mentalidad medieval sobre la sexualidad y la vida humana en pleno siglo XXI. Además, la mayoría de las enseñanzas retrógradas y/o poco realistas de la Iglesia, han sido dictadas por hombres nominalmente célibes (muchos de ellos célibemente hipócritas) que no tienen relación alguna con las poderosas palabras de Jesucristo de libertad y amor al prójimo, ni por supuesto la experiencia existencial que proporciona una familia humana real. Padres, esposos, hijos, nietos…

Los católicos de derecha, tradicionalistas y fundamentalistas, creen que permitir que los miembros homosexuales de su fe practiquen su religión con dignidad y derechos es una afrenta a Dios, acaban de lanzar sus mejores tiros contra Francisco, tiros que desean sangre, mucha sangre, como la derramada por los Borgia.

Se trata de un intento de golpe de Estado “blando” disfrazado de periodismo a través de una “guerrita de cartas” patrocinadas por parte del ex nuncio y arzobispo Carlo Maria Viganò, un clérigo mediocre y atormentado por sus propios demonios como encubridor de pedófilos. Sus declaraciones públicas destilan signos evidentes de neurosis, remordimiento por culpas no absueltas y frustraciones conscientes e inconsciente al estilo psicoanalítico. Viganò afirma que el papa debe renunciar porque sabía sobre los casos de abuso sexual contra jóvenes seminaristas perpetrados por un cardenal norteamericano y no alejó del sacerdocio al depredador sexual activo por décadas. Es una observación sensata, que exige una respuesta cabal de Francisco, no su silencio. Pero si se lee toda la carta de once páginas de Viganò, se denota lo que en realidad los está impulsando a él y a su grupo ultraconservador de inquisidores: y es el aborrecimiento a la propia comunidad de católicos homosexuales y un deseo de regresar a la “edad oscura”. “Las redes homosexuales presentes en la Iglesia deben ser erradicadas”, escribió Viganò. Olvida entonces Viganò que el mismo protegió en su momento a un declarado pedófilo -posiblemente homosexual- hecho que lo involucra de posibles cargos criminales en los Estados Unidos de América y en otras muchas regiones del mundo. (Por ejemplo acaba de ser condenado en Australia el otrora hombre fuerte de Francisco el Secretario de Economía de la Santa Sede Cardenal George Pell.

Quienes son cercanos a Francisco, afirmó Viganò, “pertenecen a la corriente homosexual a favor de subvertir la doctrina católica en torno a la homosexualidad”. Para tener autoridad teológica, citó la infame carta de 1986 dirigida a los obispos en la que se condenó a la homosexualidad como “un trastorno moral”. Esa directiva fue emitida por la “Congregación para la Doctrina de la Fe” y estaba diseñada para hacerles a los homosexuales lo que alguna vez hizo la Inquisición, sin las muertes en la hoguera. La carta del obispo cita las sanciones del Antiguo Testamento a los “sodomitas” y una interpretación del Nuevo Testamento de Pablo, quien admitió que no estaba hablando con autoridad divina directa. San Agustín, a quien le encantaba el sexo y lo practicó mucho antes de odiarlo, y moldeó la mentalidad de la Iglesia al respecto en el siglo V diciendo: “El matrimonio es solo un grado menos pecaminoso que la fornicación”. Lo que llamaba “el desorden adictivo”.

Igual desde las antípodas, desde Cuba y propiciado por el intenso y poco habitual debate entre cubanos surgido del proceso constituyente, la extrema derecha conservadora católica local anónimamente desveló su existencia al publicar un extenso panfleto al estilo “yo acuso” contra uno de los suyos el señor Arzobispo de Camagüey Wilfredo Pino Reyes. Al expresar este su opinión personal   -aunque en contra del matrimonio libre y consensuado entre adultos- pero si a favor de las “parejas de hecho”. La carta anónima, firmada por un “grupo de sacerdotes católicos cubanos” nos recuerda en nuestra historia la lucha contra los demonios: aquellos “autos de fe” contra los primeros “amujerados’  isleños en el siglo XVII o los actos de repudio contra las escorias sociales (entre ellos los homosexuales) en pleno siglo XX. Una larga historia de prejuicios y odio al Otro. Lo que falta en estos pronunciamientos neo-puritanos, desde entonces hasta ahora, es la Figura en el centro de la fe. Eso se debe a que, salvo por su condena al comportamiento adúltero, Jesucristo jamás dijo nada sobre a quién se podía amar o no. Nada sobre las personas homosexuales. Nada sobre el celibato sacerdotal ni sobre prohibir que las mujeres formen parte del clero, para el caso.

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Mientras caminaba una fría mañana de diciembre por la Puerta Toscana de la Vía Francígena de mil años de antigüedad, me topé con muchos católicos a lo largo de ese sendero peregrino hacia Roma que se mostraban escépticos de que los nuevos aires puedan refrescar los salones y las mentes en el Vaticano donde no se había abierto una ventana en décadas. La única nube que tapaba el sol de la fe de estos hombres y mujeres eran las incesantes noticias sobre el clero criminal, pedófilo y corrupto. Una mujer católica y sexagenaria me explicaba que los “conservadores no moverán un dedo para solucionar el problema, sino que optarían por el statu quo y ello haría de la Iglesia una paria global”. De acuerdo. A las viejas guardias le enfurecen declaraciones como la que hizo Francisco el 26 de agosto 2018, cuando le preguntaron cómo debe tratar un padre a un hijo homosexual, dijo: “No lo condenes, dialoga, escucha”. Una Iglesia que no condena, que escucha, dialoga y es dialéctica, no lo perdonan los militantes de la falange integrista.

Los mismo se repite ahora a pocas semanas de la reunión de febrero los encubrimientos en el interior de la Iglesia por el abuso de poder, la corrupción y la violencia sexual en sus filas, destapan otro caso relacionado con el Obispo argentino Gustavo Zanchetta considerado hijo espiritual de Francisco a solo un año que el papa lo nombrara asesor de la “Oficina de Administración del Patrimonio de la sede Apostólica” (APSA) el organismo encargado de administrar las propiedades inmobiliarias de la Iglesia, por conducta sexual lasciva, abuso de poder y encubrimiento.

La manera de salir de la crisis actual es tener más luz y menos oscuridad, así como dar algunos pasos audaces y drásticos, me comenta esta mujer en la Puerta Toscana. El papa opta por hacer silencio, con su agenda de dinamitar desde (a)dentro a esa curia medieval. Me explica “…para empezar, los clérigos no deben juzgar a otros clérigos; dejen que los miembros laicos, mujeres y hombres, realicen las investigaciones, que la justicia penal y civil puede ejecutar sus obligaciones en trasparencia”.

El celibato sacerdotal debe ser opcional. Es un anacronismo y, en efecto, no es una de las verdades “infalibles”; además, quizá es una de las principales razones psicológicas por las que abunda la pedofilia en el clero al verse privados de una familia real, humana, con esposa e hijos. Durante años en la Iglesia, los hombres casados podían ordenarse sacerdotes como aún pueden hacerlo en la fe griega ortodoxa u otras muchas iglesias protestantes.

Igual sucede con la ordenación de las mujeres, sectores laicos reclaman el derecho de entrar al sacerdocio, como la Iglesia anglicana o las luteranas. Cuando le preguntaron al respecto, Francisco dijo que únicamente los hombres podían ser sacerdotes porque Jesucristo solo eligió a hombres como apóstoles. Esa lógica es bastante deficiente, pues Jesucristo también eligió solo a judíos y no hay muchos de ellos en la actualidad que sean invitados al sacerdocio católico. Sin mencionar la historia de María de Magdala.

Una última alternativa escapatoria podría ser tomar como guía moral a la católica embajadora de Estados Unidos en el Vaticano, Callista Gingrich, quien tuvo una aventura de seis años con el ultraconservador Newt Gingrich, quien era casado, y se convirtió en su tercera esposa. En Roma, como toda ciudad que presume de Eterna, la hipocresía suele ser igual de eterna.

11 opiniones en “No + o igual de eterna.”

  1. La Iglesia Católica, como toda Institución, tiene su ideología y sus reglas milenarias. Se ha regido por preceptos estrictos, se acoge a la palabra de Dios y no es una institución democrática ni debe serlo. Es una religión y quien decide convertirse y seguirla debe atenerse a sus preceptos. Pero no se debe olvidar que está formada por humanos y, como humanos al fin, con defectos y virtudes. También, a lo largo de la historia existieron clérigos alcohólicos y adictos a las drogas. El sexo es un resorte poderoso dentro de la psiquis humana, eso es una verdad innegable, como también es una verdad que las relaciones sexuales y las preferencias sexuales son parte de la privacidad y la intimidad del individuo. Cada cual sabe lo que hace o prefiere y sabe cuáles son sus pecados y su posición ante Dios.

    Jesús dijo: “Amaos los unos a los otros”, predicó el amor entre los seres humanos, se opuso al odio y al rencor de toda clase y dijo que todos somos hijos de Dios e iguales ante el Padre, predicó el perdón por encima de todo y que reinara el amor en toda la humanidad, el amor en su más alta y absoluta expresión, nunca dijo que amor=sexo ni redujo el amor sólo a las relaciones sexuales. Además, predicó la humildad e incitó a respetar las leyes.

    Dios creó al hombre y la mujer, con sexos diferentes y por esa razón nos reproducimos. Si hubiera querido hubiera creado un solo sexo y nos auto-reproduciríamos como lo hacen algunas especies. También creó personas ciegas, sordas, inválidas y enfermas desde su nacimiento. Y así también creó personas que prefieren a otras de su mismo sexo, puso sobre cada uno de nosotros una cruz y una misión en la vida. Dios escribe recto sobre líneas torcidas, parecido a los antiguos criptogramas que usaban los romanos y sus caminos no son los mismos caminos del hombre. Dios creó al hombre, pero fue el hombre quien creó las sectas, la política, los extremismos y la discriminación entre los humanos, que repito, todos somos hijos de Dios.

    La homosexualidad es algo que debe asumirse desde la intimidad, no convertirse en bandera de lucha ni motivo de enfrentamiento entre los seres humanos, de la misma manera que yo no salgo a la calle diciéndole a todo el mundo que amo a una mujer. Creo que la preferencia sexual no es algo que se elige por la persona, es algo que está más allá de la conciencia y la educación. Conozco personas heterosexuales que se han criado con padres y hermanos homosexuales y también conozco homosexuales que han surgido en familias con profundo contenido machista. La sociedad es imperfecta y, a lo largo de la historia, se han cometido cualquier cantidad de barbaridades por razones de poder o por interpretaciones distintas de la palabra de Dios. Entre esas barbaridades está la inquisición, la persecución a los homosexuales, la discriminación por razas, color de la piel, ideologías y maneras de pensar. En algunos países islámicos la homosexualidad se condena con la muerte, hoy en el siglo XXI, los católicos no. Pero no se evoluciona si se camina mirando hacia atrás y pidiéndole cuentas a la historia, se debe caminar mirando adelante para poder crecer como humanos y aprender de los errores del pasado.

    Desde mi visión personal, creo que el sexo se ha convertido en la actualidad en una herramienta de lucha por intereses (que también es un resorte poderoso dentro de la psiquis humana). Basta con que una persona tenga un poco de trascendencia pública para que aparezca alguien acusándolo de acoso sexual ¿No le parece algo sospechoso esa “epidemia” de “maniáticos sexuales”?. La internet con sus redes le ha dado voz a todos y es un medio para que circule de todo, hasta noticias falsas, por lo que cada cual puede decir lo que quiera y hacerlo circular por todo el mundo. Le ha dado un papel protagónico a las subjetividades y las interpretaciones, un piropo puede ser un halago o un signo de acoso según lo interprete la persona. La pedofilia y el abuso (sea sexual o no) es condenable por la ley y quien lo haga debe enfrentar las consecuencias, sea una autoridad religiosa o no. Primero la ley lo condena, después el Papa u otra autoridad tomará sus decisiones. La Iglesia no es el Estado, pero pienso que la autoridad del Papa no debe cuestionarse ni ponerse en tela de juicio como se hace hoy con los políticos.

    Leo su blog frecuentemente y lo considero excelente por los temas que aborda y por la seriedad y sabiduría con que lo hace. Nunca había comentado y hoy lo hice porque su blog apoya la libertad de expresión. De todas formas, si no considera correcto mi comentario, puede enviarlo a la papelera. Aunque no salga publicado, Dios sabe que lo escribí.

    De cualquier manera. Gracias por leer hasta aquí.

    1. Buen comentario, de acuerdo lo del amor entre unos y todos, el amor como expresión máxima de humanidad, por ello el mensaje de Cristo (como Buda, de Krishna, del Mahatma Gandhi etc…) es tan humanamente poderoso, capaz de (re)cursar el destino de la propia historia humana.

      Yo, no mando a la papelera a ningún comentario, por motivo alguno, incluso siendo noticias falsas o simple propaganda o adoctrinamiento, uno aprende de los que no piensan como uno. Eso creo. Por ello bienvenido al blog y por tomarse el tiempo de comentar.

      Estoy escribiendo un artículo que puede esclarecer algunas de sus propias incongruencias como católico, la Iglesia, la suya digo asumiendo que es católico y no ortodoxo ruso o griego, o anglicano, digo su Iglesia dice ser Santa, ya veo que usted la asume como institución humana, con sus credos e ideologías, vaya como dicen los marxistas como una superestructura sustentada en la reproducción del capital.

      Creo igual que esta muy confundido pues su Iglesia, digamos como la Anglicana o los Califatos, si es Estado, es Santa Sede, Ciudad del Vaticano e Iglesia y por lo tanto el Sumo Pontífice, igual sustenta el cargo de Jefe de Estado.

      Del resto le aconsejo puede leer mas en mi próxima entrada, un adelanto, las mayores opositores al papa argentino provienen no de los sectores ateos de izquierda, o del fascismo, o de la política profesional, sino todo lo contrario, provienen del sector «ideológico» mas conservador y tradicionalista dentro de la propia Iglesia, o de la Santa Sede, o de esa curia institucional y milenaria que no le gustan los cambios y en muchos casos es una burocracia corrupta y ávida de poder (terrenal).

      De lo que pienso del matrimonio ya lo he expuesto en otras entradas en este blog y espero si le interesa las pueda leer. Creo que la sexualidad debe asumirse desde la intimidad, pero eso no lo cree su iglesia. Cree que es un sacramento que debe incluirse en su Código (canónico).

      1. Gracias por su respuesta. Está claro que la Santa Sede es un Estado y el Papa es un jefe de estado. Sin embargo, dentro de cualquier país, digamos Argentina, Chile, Estados Unidos y otros donde han ocurrido abusos sexuales a niños y cosas por el estilo, el Estado es el gobierno de ese país en particular, no la Iglesia. Por eso dije que la Iglesia no es el Estado. Dentro de cada país existe un Estado y existe también la Iglesia, pero es el Estado quien gobierna, quien pone las leyes y quien juzga a los que las violen.

        Hacia el interior de cualquier Estado existen contradicciones y diferentes corrientes de pensamiento, con diferentes intereses también. Todos gobiernan con un porciento de seguidores y detractores, ningún presidente sale electo con el 100% de los votos pero deberá gobernar a todos. Sin embargo, se mantendrá el Estado en la medida que se logre un equilibrio y un consenso entre las fuerzas, eso es válido tanto en la política como en la propia naturaleza. La Santa Sede al parecer no está exenta de contradicciones internas, ahora nos enteramos de lo que sucede dentro de ella. ¿Y antes no existirían también contradicciones internas? O es que no nos enterábamos.

        La Iglesia no es solo la Ciudad del Vaticano y el Papa, ellos son la representación, la jerarquía, hombres que establecen el orden que debe existir en toda institución. La Iglesia es también los millones de personas que, por todo el mundo, tienen su fe. Pero la fe es en Dios, no en el sacerdote o el obispo o el Papa, nos estudiamos la biblia y los evangelios no la vida de las autoridades. Las autoridades pueden cambiar y mañana ser otra persona el obispo, el cardenal o el Papa. Sin embargo, aunque eso pase las personas seguirán creyendo en Dios porque es en él donde está su fe, no en las autoridades que dirigen la Iglesia. Estas pueden instituir algo o cambiar métodos pero nada más. Yo soy Católico por mi fe en Dios, vaya o no vaya a un lugar de culto y sea quien sea la persona que lo dirige, es algo individual hacia dentro de la persona, que además trasmite valores y educación. Creo que esa es una diferencia entre la iglesia y la política tradicional. Un gobierno cualquiera representa a un partido político y si falla el gobierno la gente simplemente deja de seguirlo, y seguirán a otro y votarán por otro que tenga su “proyecto político” mejor montado y se repite ese ciclo una y otra vez. Eso lo vemos a diario.

        Pero esto es diferente. Pueden acusar a este o al otro de cualquier cosa, a los representantes. Mañana puede ser Francisco, José o Manuel. A Dios nadie lo ha acusado de nada, por tanto eso no dañará nuestra fe y por eso la iglesia sigue existiendo. ¿Cuántos problemas no habrán tenido entre sus autoridades en siglos de existencia? Y allí está.

        1. Gracias por su lectura y comentario.

          Voy a intentar responder lo que me parece más interesante de su comentario, pues muchas de mis ideas al respecto pienso publicarlas cuando tenga oportunidad, usted se pregunta y parece responderse.

          ¿Y antes no existirían también contradicciones internas? O es que no nos enterábamos.

          Usted es una persona inteligente, ha capturado en la pregunta y la presunta respuesta la esencia del problema, los desafíos de la Iglesia Católica como institución humana, usando sus palabras «como toda Institución, tiene su ideología y sus reglas milenarias».

          Si. Es posible que no se enteraran, sí.

          Es más, lo que se discute ahora mismo son de los esfuerzos deliberados, institucionalizados y sistemáticos, de esas «reglas milenarias» no solo por ocultar esas contradicciones, si no para proteger a sus miembros de prácticas criminales (pedofilia, lavado de dinero, prevaricación, corrupción, apropiación de bienes, etc…)

          Lo que se discute es la misma concepción teocrática (desde lo teológico o ideológico) de lo que se conoce como la “plenitud de la potestad de régimen” sobre la que se sustenta la autoridad del Santo Padre y no desde el mundo secular más bien desde el interior de la propia Iglesia. Eso es lo que está a la luz pública ahora las “contradicciones internas”, de lo que el periodista italiano Nuzzi describe en su libro «Sua Santità. Le carte segrete di Benedetto XVI«, como una Iglesia ¨hecha de hombres”.

          Millones de católicos en el mundo mantienen la misma fuerza de su fe, pero no son tan benevolentes con esos papas y obispos que como usted inteligentemente expone solo provienen del interminable “ciclo» de la Historia, con sus aciertos y desaciertos de simples mortales. No se trata de decir si Dios es bueno o malo, o desde la filosofía si “dios ha muerto” o “la religión es el opio delos pueblos” se trata de conductas criminales y punibles y de justicia para con las víctimas.

          Millones de católicos en el mundo mantienen la misma fuerza de su fe, pero igual para ellos ha sido humanamente, religiosamente -pero sobre todo ética y moralmente devastador- (re)conocer esas contradicciones en la tradición del magisterio eclesiástico (solemne u ordinario) y en mayor grado el magisterio pontificio, cuando han decidido y diseñado políticas y métodos «milenarios» para que personas (creyentes o no) como usted “no se enteren” no solo de “las contradicciones” si no de ocultar que el sacerdote que le enseña el catecismo, el credo, el que imparte los sacramentos, a sus hijos y familia, es un pedófilo “confeso”. Ocultar, proteger, impedir que la Ley secular pueda ejercer su autoridad. No ocultarse bajo argumentos espurios como la confesión o algo peor como la cobardía y el miedo.

          Millones de católicos en el mundo mantienen la misma fuerza de su fe, pero ahora desconfían de esas estructuras reproducidas por la milenaria curia romana como usted bien reconoce como “institución ideológica” en los va y vienes de la historia y se ampara en los viejos principios de la «monarquía electiva y absoluta” tan alejadas de esas democracias liberales que usted tan bien describe con su división de poderes y elecciones abiertas, libres y plurales, que la mayor parte del occidente reconoce como “bien común” y de las que permanece tan alejadas la teocracia que sostiene a la curia romana.

          Es gratificante conocer que la fe en su dios es in-quebrantable aunque su Cardenal, Obispo y su Sacerdote sea un pedófilo, un corrupto o un criminal, o por defecto, un Santo. Pero en los Estados modernos, donde como usted escribe existe para bien una separación entre Iglesia(s) y Estado, al menos no desde la II Dinastía Egipcia o de la Edad Media Europea, se cree que una “institución” que protege a sus criminales es igual de criminal, o al menos cómplice, más si esa institución se reconoce como teocrática y sustenta su autoridad y legitimidad nada más y nada menos que en su exclusiva comunión con el mismo Dios. Sobre todo por esto último.

          Millones de católicos en el mundo mantienen la misma fuerza de su fe, aunque como seres sociales y creyentes comprenden que la fe en Cristo es indivisible -como su amor por la vida y la plenitud humana- pero el enfrentamiento entre las facciones “políticas e ideológicas” que propugnan la actual “guerra santa” al interior de su Santa Madre la Iglesia de Roma, pueden hacer que esas contradicciones (similares a las ya acontecidas en el pasado) provoquen un cisma que afecte (como ya ha ocurrido en el pasado) dos de los más preciados atributos de su Iglesia: la Unidad y la Santidad.

          Por ejemplo, como ya ocurre como tendencia en muchos de las “naciones” de América Latina, donde esos millones de católicos que mantienen la misma fuerza de su fe en Cristo abandonen la tradición y el magisterio de la Iglesia, el credo apostólico de la “sanctam ecclesiam catholicam”, y retornan a un Cristo más cercano a los evangelios y menos a las leyes canónicas, más cercano al amor y menos a los ejércitos y el poder terrenal, como se escucha en el Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth.

          De eso se trata el actual debate, la actual coyuntura del “rito católico” que usted magistralmente prevé en su pregunta, pero que solo esboza en la simplificación de su respuesta y en todo su comentario. No es un asunto de fe, se trata de un tema de criminalidad y de justicia, de integridad y ética.

          Eso es lo que desea la señora de la foto con su elocuente cartel durante la Santa Misa en la Catedral de Santiago de Chile.

          Shalom

      1. “Me quiere dar gripe” es una oración impersonal, como “Va a llover”, no tiene sujeto. Tiene eso si un objeto indirecto, “me” (es decir: “yo”). Pienso que el sujeto detrás de ese querer podría ser Dios y ese es el dudoso límite de mi ateísmo: la gripe y la gramática, mi punto “g” teológico.

    2. Esas reglas asumen el código de silencio, omerta, como el de una organización mafiosa para proteger a pederstas y violadores…?

  2. Saludos. Entonces valorando lo que escribes existe una contradicción insalvable entre el mensaje cristiano de amor y solidaridad en la cpmpasion, y una institución que durante el paso del tiempo se «romanizo» entendiéndose el termino como aquella que predica el amor y se sustenta en serie de contradicciones incompatibles con la realidad de nuestros días.

    1. Puede ser. Aunque en toda religión organizada es difícil distinguir el mensaje del mensajero. Menos en la Iglesia de Roma. Puede ser que las contradcciones entre jerarquía y la «iglesia» como un todo, ahora mismo sea insalvable.

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