Un tema de Venus, unas palabras, una poeta, poemas y prosas de las que sabes – o acaso intuyes levemente- provienen de esos lugares profundos y oscuros de los corazones habitados por sentidos de pieles desnudas como si se trataran de las inmensas dunas de Venus. Uno que siempre se reconoce como un simple mortal se piensa entonces demonio azul. Demonio dominado por el amor. Veo los detalles que nadie observa. El color de la lluvia. El sabor de las ostras de Orión. Un ser con alas multicolores de sonidos desorientados, ojos azules que ven a través del cristal gris de los catalejos invisibles, sombras que configuran costas y corales, un paladar con sabor a vodka, cremas y jugo de naranja, la costumbre adquirida de los poetas franceses, una memoria de una mañana pintando orbes con polvos de diamantes, cuartetos de espuma en tu espalda y piernas desnudas. Me puedes decir que eres extraterrestre igual te lo creo. Y, si te digo que soy el aprendiz del aire, puede que todavía me creas…