“Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano”
En el libro explosivo titulado en español “Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano” el autor F. Martel describe una subcultura gay en el Vaticano y resalta la hipocresía de obispos y cardenales católicos que en público denuncian la homosexualidad pero en privado llevan dobles vidas.
Aparte del asunto en cuestión, el libro es extraordinario por el acceso que tuvo el autor a la intimidad de la Santa Sede.
Martel explica pasó cuatro años investigando en 30 países, incluyendo semanas viviendo dentro de las paredes del Vaticano. Un amigo del papa Francisco y guardián del Vaticano, que ocasionó el famoso comentario del papa sobre sacerdotes gay, “¿Quién soy yo para juzgar?”, le abrió las puertas, dijo.
En una reciente entrevista en París, Martel dijo que no dijo a sus entrevistados que estaba escribiendo sobre la homosexualidad en el Vaticano. Pero dijo que esto debería de haber sido obvio porque él es homosexual y estaba investigando la intimidad del Vaticano y ha escrito sobre homosexualidad antes.
Comenta que le fue fácil ganarse la confianza de la gente dentro del Vaticano porque lo vieron como homosexual extranjero, que hubiera sido más difícil si hubiera sido periodista italiano o experto en el Vaticano.
“Es aún más difícil si no eres heterosexual. No conoces las señales”, dijo a The Associated Press. “Si eres mujer, peor”. Martel dijo que realizó casi 1.500 entrevistas en persona con 41 cardenales, 52 obispos o monseñores, y 45 embajadores extranjeros y del Vaticano. Muchas de estas fuentes son citadas extensamente, en entrevistas para atribución que dijo fueron grabadas. Martel dijo que le ayudaron 80 investigadores, traductores, contactos y periodistas locales, así como un equipo de 15 abogados. El libro de 555 páginas fue publicado el 21 de febrero simultáneamente en ocho idiomas en 20 países, muchos bajo el título original en francés, “Sodom”. En inglés se titula “In the Closet of the Vatican”.
Martel parece querer promover los esfuerzos de Francisco para reformar el Vaticano al desacreditar a sus mayores críticos y remover el velo de secretismo y escándalo que cubre la homosexualidad al interior de la Iglesia. La doctrina de la Iglesia sostiene que los homosexuales deben de ser tratados con respeto y dignidad, pero que los actos homosexuales son “intrínsecamente trastornos”. Sin emabrgo el autor explica que una inmensa mayoría de los sacerdotes dentro de los muros del Vaticano son homosexuales, muchos de ellos activos sexualmente.
“Francisco sabe que tiene que tomar medidas sobre la postura de la Iglesia, y que solo podrá hacer esto con una batalla implacable en contra de todos los que usan la moral sexual y homofobia para ocultar sus propias hipocresías y dobles vidas”, dice Martel en el libro.
Pero la fecha de publicación del libro, 21 de febrero 2019, coincide con el inicio de la cumbre de líderes de la Iglesia, ‘La protección a los menores en la iglesia’ una iniciativa de Francisco, que intenta limpiar la deteriorada imagen de la Iglesia sobre cómo evitar los abusos sexuales de menores, una crisis que está minando su papado.
Asamblea de Dios
Con la participación de 190 representantes de sus principales estructuras de dirección a escala global, la iglesia católica comienza hoy en Roma un encuentro de cuatro días para reflexionar sobre el abuso a menores en el ámbito eclesiástico. Asisten a la cita asamblea convocada por el papa Francisco en septiembre último, tras escuchar el parecer del Consejo de Cardenales, los 114 presidentes de conferencias episcopales, de ellos 36 de África, 24 de América, 18 de Asia, 32 de Europa y cuatro de Oceanía y los 14 jefes de las Iglesias Católicas Orientales. Participan además, 15 Ordinarios ajenos a las conferencias episcopales, 22 Superiores Generales, 12 hombres y 10 mujeres, los 10 prefectos de los Departamentos Vaticanos, cuatro miembros de la Curia Romana, cinco integrantes del Consejo de Cardenales y cinco organizadores, moderadores y presentadores.
Francisco, convocó la cumbre tras haberse equivocado desastrosamente en un conocido caso de encubrimiento de abusos sexuales en Chile el año pasado. Al darse cuenta de su error , se comprometió a tomar un nuevo rumbo y está llevando al liderazgo de la institución por el mismo camino.
Responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia son los temas centrales de la reunión deseada por el sumo pontífice “como un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo”, tal como expresó al concluir el más reciente rezo dominical del Ángelus en la Plaza de San Pedro. A cada una de las tres primeras jornadas corresponderá un tema específico, abordado por igual número de ponencias, dos en la sesión matutina y una en la vespertina, seguidas por preguntas y respuestas.
El evento incluirá además otros espacios dedicados a la oración, grupos de trabajo, presentación de testimonios, liturgias penitenciales y la celebración eucarística final, cuya homilía estará a cargo del presidente de la Conferencia Australiana de Obispos Católicos, Mark Coleridge. Pais que ha realizado los mayores esfuerzos para enfrentar el abuso a los menores, y cuyo Informe Final señala a la Iglesia como la de mayor incidencia a nivel mundial por el abuso y encubrimiento del abuso sexual a los menores.
En diálogo con periodistas durante el vuelo de regreso a Roma, tras asistir a la 34 Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, el Papa recordó que la idea del encuentro nació en el Consejo de Cardenales, donde “veíamos que algunos obispos no entendían bien o no sabían qué hacer, o hacían una cosa buena y otra equivocada”. Así surgió la necesidad de impartir una ‘catequesis’ sobre este asunto a las conferencias episcopales, “de modo que, primero, se tome conciencia del drama: (que) cosa significa un niño abusado, una niña abusada” y calificó de “terrible”, el “sufrimiento”. En segundo lugar, consideró importante definir los procedimientos para que ‘sepamos qué se debe hacer’, a través de programas que lleguen a todas las conferencias episcopales y se conozca qué deben hacer sus presidentes, los obispos, arzobispos y metropolitas.
De la actuación cómplice o negligente de obispos y otras figuras de la jerarquía eclesiástica se derivó una buena parte de los escándalos por abusos sexuales y de poder que sacudieron a la iglesia católica en los últimos años en Irlanda, Estados Unidos , Australia , Reino Unido, España, México y Chile , entre otros. El caso más reciente fue el del excardenal y arzobispo emérito de Washington D.C., Theodore McCarrick, expulsado del clero por la Congregación para la Doctrina de la Fe, debido a los abusos contra menores cometidos durante su vida sacerdotal de seis décadas. Consciente de la complejidad y resiliencia del fenómeno, el sucesor de Pedro alertó sobre las ‘expectativas un poco infladas’ respecto a la conferencia, convencido de que, a pesar de todo, “el problema de los abusos continuará”, porque “es un problema humano, pero humano en todas partes”, exclamó
El problema no solo es el abuso a los menores, es la punta del “ibcerberg”, recientemente igual el papa ha reconocido el grave asunto de las violaciones y el abuso sexual a mujeres por parte de sacerdotes dentro de los mismos claustros religiosos, el abuso de poder contra monjas, seminaristas y diáconos, sacerdotes que mantienen una vida doble al violentar del voto del celibato al mantener relaciones “normales” de familias: con mujeres e hijos, o incluso familias de tipo homoparentales.
El libro, “Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano”, no es sobre abusos, pero la fecha del lanzamiento podría atizar la narrativa – aceptada por conservadores y rechazada por la comunidad gay – de que el escándalo de los abusos ha sido causado por homosexuales en el sacerdocio. El Vaticano no respondió de inmediato a un mensaje en busca de comentarios sobre la veracidad de los datos expuestos en el libro.
Lo que si han hecho en vísperas de la asamblea vaticana es el pronunciamiento y el reconocimiento de instituciones religiosas católicas todo el mundo del asunto, al se disculparse el pasado martes 19 de febrero por no responder cuando sus sacerdotes violaron a niños, reconociendo que sus comunidades los cegaron a los abusos sexuales y generaron lealtades, negaciones y encubrimientos fuera de lugar.
Dos organizaciones que representan a las órdenes religiosas masculinas y femeninas del mundo emitieron una declaración conjunta, en vísperas de la cumbre del papa Francisco sobre la prevención del abuso sexual, donde se comprometieron a implementar medidas contra superiores que encubran denuncias de abuso y para que los niños estén a salvo.
Con unas pocas excepciones, las órdenes religiosas han volado en gran medida bajo el radar en el escándalo de abusos durante décadas, ya que se ha centrado en cómo los obispos diocesanos protegían a sus sacerdotes. Sin embargo, congregaciones como los jesuitas (la del actual Santo Padre) los salesianos y los “hermanos cristianos” tienen algunos de los peores registros. Muchas de las órdenes trasladaron a curas abusadores de un cargo a otro y aun así los padres tenían acceso a menores de edad, pues muchas órdenes se dedican a regentar escuelas, orfanatos, u hospitales.
La Unión General de Superiores representa a los religiosos hombres, en total aproximadamente unos 133.000 alrededor del mundo. La Unión Internacional General de Superioras representa a unas 500.000 hermanas. En el comunicado, las asociaciones lamentan haber decepcionado a los niños a quienes debían proteger, y atribuyeron su ceguera al “fuerte espíritu de familia” que domina sus filas. Reconocer que es en el propio seno de las “familias” donde se producen los mayores índices de abusos sexuales a niños, mujeres, o violencia domestica.
“Ello llevó a una lealtad desacertada, errores de juicio, tardanza en responder, negación y a veces al encubrimiento”, reconocen las citadas agrupaciones en el comunicado. Añade: “Todavía queremos la conversión y queremos cambiar. Queremos actuar con humildad. Queremos descubrir nuestras fallas. Queremos identificar todo abuso de poder”.
El comunicado lamenta también las revelaciones recientes de que curas y obispos abusaron sexualmente de seminaristas y monjas, un abuso que ha quedado en gran parte impune debido a que las víctimas eran adultos. Aunque admiten que el cónclave papal se centrará en el abuso de menores, las agrupaciones prometen responder a la crisis. “Este es un asunto de urgencia grave y asombrosa”, expresaron. Un asunto de competencias criminales, mas allá de los debates y las luchas internas por el poder dentro de la Iglesia Católica
Que dicen las victimas.
Los sobrevivientes de abusos acudieron en masa a Roma para exigir responsabilidades y transparencia a los líderes eclesiásticos, añadiendo que el tiempo del encubrimiento terminó. Phil Saviano, quien ayudó a destapar el escándalo en Estados Unidos hace dos décadas, exigió al Vaticano que publique los nombres y expedientes de los agresores. “Háganlo para romper el código de silencio”, dijo al comité organizador en la víspera de la cumbre. “Háganlo por respeto a las víctimas de esos hombres, y háganlo para evitar que (…) abusen de más niños”.
El Vaticano no espera ningún “milagro” ni tan siquiera una declaración final tras la cumbre, y el propio pontífice intentó rebajar las expectativas. Los milagros no suelen ocurrir en estas esferas que involucra la psicología y las patologías humanas, pero sobre todo el aspecto criminal de encubrir y proteger a “sus criminales” ya sean pedófilos o mafiosos.
Pero los organizadores señalaron que el encuentro supone un punto de inflexión en la forma en la que la Iglesia católica ha abordado el problema, con el reconocimiento de Francisco de sus errores en la gestión del caso de Chile como punto de partida. “Nuestra falta de respuesta al sufrimiento de las víctimas, sí, hasta el punto de rechazarlas y cubrir el escándalo para proteger a los autores y a la institución, ha hecho daño a nuestra gente”, señaló Tagle en su discurso. El resultado, agregó, provocó una “profunda herida en nuestra relación con aquellos a quienes estamos destinados a servir”. Heridas que se auto infligió la propia Iglesia, como madre protectora de sus propios “hijos en el bautizo” y tan alejadas de las predicas de Cristo de amor y compasión por el prójimo, y los mas desvalidos, los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres.
Antes del arranque de la cumbre vaticana, por ejemplo activistas en Polonia derribaron la estatua de un sacerdote ante las crecientes denuncias de que habría abusado de menores. La asamblea de Francisco señalan observadores es una señal para que muchos católicos no (pre)sientan esa terrible sensación de “derrumbe” moral y ético.